En el Evangelio de hoy, quien queda mejor es el primer hermano, no porque ha dicho "no" a su padre, sino porque después el “no” se ha convertido en un “sí”, se ha arrepentido. Dios es paciente con cada uno de nosotros: no se cansa, no desiste después de nuestro "no"; nos deja libres también de alejarnos de Él y de equivocarnos. ¡Pensar en la paciencia de Dios es maravilloso! El Señor nos espera siempre; siempre junto a nosotros para ayudarnos; pero respeta nuestra libertad. Y espera ansiosamente nuestro «sí», para acogernos nuevamente entre sus brazos paternos y colmarnos de su misericordia sin límites. La fe en Dios pide renovar cada día la elección del bien respecto al mal, la elección de la verdad respecto a la mentira, la elección del amor del prójimo respecto al egoísmo.
La conversión …es un proceso doloroso, porque no existe el camino de la santidad sin alguna renuncia y sin el combate espiritual. Combatir por el bien, combatir para no caer en la tentación, hacer por nuestra parte lo que podemos, para llegar a vivir en la paz y en la alegría de las Bienaventuranzas. El Evangelio de hoy cuestiona la forma de vivir la vida cristiana, que no está hecha de sueños y bonitas aspiraciones, sino de compromisos concretos, para abrirnos siempre a la voluntad de Dios y al amor hacia los hermanos. Pero el compromiso concreto más pequeño, no se puede hacer sin la gracia. La conversión es una gracia que debemos pedir siempre: “Señor dame la gracia de mejorar. Dame la gracia de ser un buen cristiano”.
José Luis Sicre: Ir por lana y salir trasquilado. Es preferible vivir de mala manera, si al final haces lo que Dios quiere, que vivir de forma aparentemente piadosa y negarse a cumplir la voluntad de Dios.
Paula Depalma: Un Reino de “privilegiados”. “Os aseguro que los publicanos y las prostitutas van delante en el camino del reino de Dios”. Cuando se habla del “silencio de Dios”, puede ser que estemos buscando a Dios donde no lo vamos a encontrar.