Necesitamos Luz que oriente nuestros pasos, que ilumine nuestros rostros, que nos trace caminos de vida, que nos libere de resentimientos y malestares interiores, luz que nos permita percibir las chispas de bondad que siguen existiendo en este mundo. Jesús le dice a Nicodemo, en el contexto del evangelio de este domingo, que tenemos que “nacer de nuevo” para disfrutar del reinado de Dios y es evidente que eso nosotros solos no lo podemos hacer. Necesitamos un cambio de mirada, un cambio de corazón, necesitamos reubicarnos.
Necesitamos un punto de inflexión en nuestras vidas, cada uno sabe por donde le viene este momento,para reconocer con humildad que necesitamos ser iluminados y que el que nos ilumina es el que viene de Dios, de ese Dios que ama entrañablemente este mundo nuestro, que no lo juzga, pero que, si lo desenmascara, dándonos, entregándonos, sus entrañas compasivas en Jesús el Hijo.
El Hijo es ese Jesús que no pide nada para si, que tan sólo pide que por favor nos amemos “los unos a los otros”, porque si no lo hacemos es cuando nos destruimos. El no nos va a forzar, el amor no es violento no coactivo, él tan solo quiere que nos salvemos, que nos reencontremos como criaturas invitadas a la Filiación y a la Fraternidad, pero el amor no deja las cosas igual
COMENTARIOS:
José Luis Sicre: Amor de Dios y respuesta humana. La buena noticia del evangelio es la salvación universal y el amor de Dios, rico en misericordia y perdón. Nuestra respuesta se concreta en la fe y en la práctica de las buenas obras.
Rosario Ramos: Vivir en la luz. Jesús, a través de este discurso, concentra tres mensajes en uno y que puede ayudarnos a redirigir nuestra vida para avanzar en un camino más auténtico. Somos eternidad, somos plenitud, somos luz; somos llamad@s a bendecir, incluir, liberar, nunca a maldecir, excluir y condenar. Así podremos vencer “las tinieblas” que nos desplazan de lo esencial.