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  • Carlos Collantes Díez

Pasado turbulento, futuro prometedor (RDC-I)

16 Julio 2016 1175

El P. Loris CATTANI trabajó entre nosotros en Pamplona y Madrid, vivió la misión en la República Democrática del Congo (RDC) y ahora desde Italia, sigue muy implicado en la dura situación que este país atraviesa. Le hemos pedido una iluminación sobre lo que sucede en la RDC.

 

En el corazón de África Central, se sitúa la República Democrática del Congo, un gran país por su tamaño y, sobre todo, por sus recursos humanos y naturales; un país también muy complejo, a causa de los conflictos que lo desgarran sumiendo a su población en una dura situación de empobrecimiento.

La RDC tiene una población de alrededor setenta millones de habitantes, de los cuales la mayoría son jóvenes menores de veinticinco años. Posee un clima ecuatorial muy favorable, una tierra muy fértil, una gran selva y muchos ríos. Es un país muy rico en minerales: cobre, diamantes, oro, petróleo, zinc, uranio, casiterita, coltán… Este último es muy requerido por el mercado internacional, porque es utilizado en la industria electrónica para la fabricación de ordenadores, móviles, tablets, smartphone, etc.

Por tanto, la RDC tiene todas las posibilidades para ser un gran país, donde las personas podrían vivir con dignidad. Sin embargo, sus riquezas no han servido, hasta ahora, más que para enriquecer a la clase política y a los altos oficiales del ejército, a los grandes comerciantes locales y a las multinacionales extranjeras, dejando al pueblo en la miseria absoluta: desempleo, salarios de hambre, escasez de alimentos, falta de carreteras, de ferrocarriles y de líneas aéreas, y un  nivel muy bajo de asistencia sanitaria y de educación pública.

Causas remotas y recientes

Entre las causas remotas de esta situación es importante recordar las consecuencias negativas de las épocas de la esclavitud (siglos XVI y XVII), con la trata de los esclavos y de la colonización (primera mitad del siglo XX), con el saqueo del caucho, del algodón, del café, del té y de los minerales. Inmediatamente después del acceso a la independencia, en junio de 1960, siguieron cinco años de intentos de secesiones y 32 años de dictadura del presidente Joseph Désiré Mobutu.

Entre las causas más recientes, se pueden recordar las consecuencias desastrosas de la guerra en Ruanda que, empezada el 1° de octubre de 1990 por el Frente Patriótico Ruandés (FPR) contra el régimen hutu, finalizó con el genocidio de 1994. Con la victoria del FPR, predominantemente tutsi, dos millones de Ruandeses hutus tuvieron que huir hacia la RDC (llamado entonces Zaire), por temor a las represalias del FPR. Entre ellos, había también soldados de las antiguas fuerzas armadas ruandesas (FAR), derrotadas por el FPR, y los milicianos hutu Interahamwe implicados en el genocidio. Pronto se creó el Ejército de Liberación de Ruanda (ALIR). El nuevo régimen tutsi los acusó de ser todos, colectivamente, responsables del genocidio y por lo tanto una amenaza a la seguridad de Ruanda.

Además, Ruanda tiene una superficie muy pequeña y es un país pobre en recursos naturales, pero con una densidad de población muy alta. Pronto, el nuevo régimen tutsi miró hacia el oeste, más allá de sus fronteras, hacia el Kivu, una provincia del este de la RDCongo, muy amplia, menos poblada y muy rica en recursos naturales: pastos, bosques, y minerales. Para resolver los problemas internos del país, el nuevo régimen comienza a diseñar un plan de anexión, o por lo menos, de control sobre el Kivu donde ya vivían algunas comunidades de origen ruandés: hutus y tutsis.

Las rebeliones

La seguridad de Ruanda y la protección de la comunidad tutsi del Kivu ante la "amenaza de los genocidiarios hutus" huidos hacia el mismo Kivu, se convierten en el pretexto que el nuevo régimen ruandés utiliza para poner en práctica su plan. Para llevarlo a cabo, se apoya en la misma comunidad tutsi del Norte y del Sur de Kivu, fomentando una serie de seudorebeliones, la primera de las cuales fue la Alianza de las Fuerzas Democráticas para la Liberación (AFDL).

Oficialmente dirigida por un congoleño, Laurent Désiré Kabila, la AFDL fue, de hecho, bajo las órdenes del Jefe de Estado Mayor del nuevo ejército ruandés, James Kabarebe. Creada en octubre de 1996, la AFDL entró en Kinshasa, la capital del entonces Zaire, el 17 de mayo de 1997. Con el apoyo del régimen ruandés, Laurent Désiré Kabila se proclamó, él mismo, presidente de Zaire, rebautizado República Democrática del Congo. En Kinshasa se estableció un nuevo régimen. Ahora todo en la República Democrática del Congo dependía de las decisiones de Kigali: el ejército, la economía, la política y la administración. Otras rebeliones surgieron con los mismos objetivos: la Coalición Congoleña para la Democracia (RCD) de 1998 hasta 2003, el Congreso Nacional para la Defensa del Pueblo (CNDP) de 2006 hasta 2009 y el Movimiento del 23 de Marzo (M23) en 2012- 2013.

Grupos armados extranjeros

Además de estas seudorebeliones internas, apoyadas militarmente por Ruanda y Uganda, el país ha tenido que sufrir las consecuencias negativas de la presencia de grupos armados extranjeros, entre ellos las Fuerzas Democráticas para la Liberación de Ruanda (FDLR), de origen ruandés, y las Fuerzas Democráticas Aliadas (ADF), de origen ugandés.

Las FDLR fueron creadas en el año 2000, en el este de la República Democrática del Congo, cuando el Alir anterior cambió de nombre. Están formadas por Hutus ruandeses que huyeron de Ruanda en 1994 después del genocidio, en el que algunos de ellos han sido implicados. Actualmente sus miembros son alrededor 1.500. A menudo, el gobierno congoleño ha pedido su cooperación para combatir las diversas rebeliones internas apoyadas por el régimen tutsi ruandés.

Las ADF son un grupo rebelde ugandés creado en 1995. Esencialmente islamista, desde 2007 es dirigido por Jamil Mukulu, un cristiano convertido al Islam. Activas en norte del Kivu, los dos últimos años han secuestrado de 700 a 800 personas civiles. En enero de 2014, el ejército congoleño comenzó una operación militar contra ellos. Sin embargo, en los últimos tres meses de 2014, han atacado varias aldeas, matando a más de 270 personas, entre ellas mujeres y niños.

Grupos armados nacionales

     La creación de las varias rebeliones internas y la presencia de grupos armados extranjeros han favorecido la aparición de numerosos grupos armados de autodefensa genéricamente conocidos con el nombre de Mai-Mai, pero independientes entre ellos. A veces forman alianzas para luchar juntos contra un enemigo común, otras veces se combaten entre ellos, según los intereses del momento.

Fuentes de financiación

 

Tanto las llamadas rebeliones como los grupos armados extranjeros y los varios grupos Mai Mai han financiado sus actividades de guerra a través de la imposición de impuestos arbitrarios, peajes ilegales a lo largo de las carreteras y en las vías de acceso a los mercados, robos en los pueblos, saqueo de los campos y de los depósitos de mercancías y, sobre todo, a través de la extracción y el comercio ilegal de los recursos minerales, incluyendo la casiterita, el coltán y el oro.

La RDCongo posee el 80% del coltán del mundo (colombita - tantalita), un mineral indispensable para la industria de las nuevas tecnologías (teléfonos móviles, ordenadores, consolas, videojuegos). Extraído a mano en condiciones de trabajo muy deplorables, el coltán es exportado, en su mayoría de forma ilegal, a través de Ruanda y Uganda, hacia los puertos de Dar es Salaam (Tanzania) y Mombasa (Kenia), para ser enviado a las fundiciones de Kazajstán, Tailandia y Malasia. Convertido en metal, el coltán llega a China, Estados Unidos y Europa, donde se utiliza en la fabricación de los componentes de la industria electrónica, como los condensadores. La fabricación de los productos finales y la venta de ellos cierran el ciclo del coltán. (Continuará en el próximo número)

P. Loris Cattani

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