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DOSS 22: Navidad

13 May 2016
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         La Encarnación y el Nacimiento de Jesucristo suponen para el cristiano el máximo amor al que podía esperar, pues le permiten entrar en la esfera de la divinidad de la que estaba alejado por su pecado. De este modo por este “admirable intercambio” se nos ha hecho partícipes de la divinidad desde que Cristo ha tomado nuestra humanidad.

          Navidad es tiempo de contemplar gozosamente este adorable misterio de los desposorios de Dios con la humanidad por medio de su Hijo, nuestro Señor Jesucristo.

          La Solemnidad de Santa María, Madre de Dios (1º de enero), nos ofrece la oportunidad de hacer un homenaje a la maternidad divina de María, que nos ha dado a Jesús, Hijo de Dios. Todo el ciclo natalicio, juntamente con el Adviento, es tiempo profundamente mariano.

          Epifanía (6 de enero) abre las puertas del misterio de la Encarnación de Cristo a todos los hombres y todas las naciones y muestra así que el Niño Dios de Navidad es Rey de Reyes y Señor de Señores. Con esta perspectiva podemos afirmar que la Epifanía del Señor es la celebración de la realeza de Cristo. Nuestro homenaje este día, como nuevos magos que acudimos a Cristo, lo hacemos al Kyrios resucitado y glorioso, creador de todas las cosas, señor de los siglos y de los imperios, aparecido en la carne y venido para establecer su reinado mesiánico en la plenitud de los tiempos. A Él se dirige el homenaje de la Iglesia en la solemnidad de la Epifanía.

          Las puertas del universo se abren para recibir hoy al Esposo rey que viene a desposarse con su esposa, la Iglesia. Este carácter nupcial es nota dominante en toda la liturgia de Epifanía y sintetiza y expresa los desposorios de Dios con la humanidad que se realiza con la Encarnación del Verbo y que nosotros celebramos en este día solemne y festivo.

          La fiesta del Bautismo de Jesús (11 enero) cierra el ciclo de Navidad con una referencia al sacramento del Bautismo por el que el cristiano es injertado en Cristo y en su misterio pascual. Por medio de su Pascua, Cristo abrió a todos los hombres las fuentes del Bautismo. La luz exige una vida de luz. Es la mejor respuesta que podemos dar al ciclo de la manifestación del Señor, fiesta de luz y de gozo.

 

      Hoy, queridos hermanos, ha nacido nuestro Salvador. Alegrémonos. No puede haber lugar para la tristeza, cuando acaba de nacer la Vida; la misma que acaba con el temor de la mortalidad y nos infunde la alegría de la eternidad prometida.

 

      Nadie tiene por qué sentirse alejado de la participación de semejante gozo, a todos es común la razón para el júbilo, porque nuestro Señor, destructor del pecado y de la muerte, como no ha encontrado a nadie libre de culpa, ha venido para liberarnos a todos.

 

      Que se alegre el santo, puesto que se acerca la victoria; alégrese el pecador, puesto que se le invita al perdón; anímese el gentil, ya que se le llama a la vida.

 

Del Sermón de la Navidad

de San León Magno.

 

 

 

Liturgia

¨    Hechos: 6,8-10; 7,54-60

     Esteban, lleno de gracia y poder, realizaba grandes prodigios y signos en medio del pueblo. Unos cuantos de la sinagoga, llamada de los Libertos, se pusieron a discutir con Esteban, pero no lograban hacer frente a la sabiduría y al Espíritu con que hablaba. Oyendo sus palabras se recomían por dentro y rechinaban los dientes de rabia.

     Esteban, lleno de Espíritu Santo, fijó la mirada en el cielo, vio la gloria de Dios y dijo: «Veo el cielo abierto y al Hijo del Hombre de pie a la derecha de Dios».

¨    Salmo 30

          A tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu.

 

Reflexión

     No hay escape posible: ninguna clínica, centro estético, escrito filosófico o descubrimiento científico puede dar la serenidad que da la Palabra que Dios ha pronunciado por nosotros. Y esto porque no es una serenidad buscada como meta y fin a sí misma, sino la que brota de la adhesión total a “la” verdad de nuestra vida que es el Hijo de Dios que ha venido a encontrarnos. Seguirla y adherirse a ella supone el sacrificio de nuestra propia vida.

     Alguien, como Esteban, vive el sacrificio hasta la muerte violenta; otros lo van madurando en el día a día de su vida hasta la ancianidad. Unos la testimonian con fuerza; otros hacen del silencio y del escondimiento la manifestación de su propia fe.

     Y la perseverancia tendrá el premio: ahora con la paz del corazón; después con la adhesión plena y total a Aquel que no hemos temido seguir.

 

Oración

   Verbo eterno del Padre, hijo de Dios y de María, renueva

     en el misterioso secreto de las almas, el prodigio admirable

     de tu nacimiento. Reviste de inmortalidad a los hijos de tu redención

a fin de que tu venida dé la alegría verdadera, la paz segura,

una activa fraternidad en los individuos y en los pueblos.

 

 

 

 

 

 

Liturgia

¨    Juan: 20,2-8

     El primer día de la semana, María Magdalena echó a correr y fue donde estaba Simón Pedro y el otro discípulo, a quien quería Jesús, y les dijo: «Se han llevado del sepulcro al Señor y no sabemos dónde lo han puesto».

     Salieron Pedro y el otro discípulo camino del sepulcro. Los dos corrían juntos, pero el otro discípulo corría más que Pedro; se adelantó y llegó primero al sepulcro, pero no entró. Llegó también Simón Pedro detrás de él y entró en el sepulcro… Entonces entró también el otro discípulo…; vio y creyó.

¨    Salmo 96

          Alegraos, justos, con el Señor.

 

Reflexión

     Juan, sin pararse delante de la evidencia negativa de la realidad, junto con Pedro, encuentra el valor de correr y entrar en el sepulcro vacío, símbolo de todas las situaciones de límite y de muerte.

     Un valor que recibe en don la esperanza de que nada termina en esta vida, sino que hay algo más grande y más bello aunque no logremos captarlo en su totalidad. Un regalo que el Padre nos hace para que, como los talentos de la parábola, podamos traficarlos a fin de que todos los hombres se salven por medio del Hijo y Él se haga todo en todos.

     Un don que es gozo pleno.   

 

Oración

ü    Danos tu bendición, oh Jesús,

y reparte en todo el mundo tu paz

como hiciste al aparecerte, por primera vez,

a tus apóstoles y a tus amigos íntimos

en la mañana de Pascua,

y como seguiste haciendo

en las demás apariciones como “resucitado”.

 

 

Liturgia

¨    Lucas: 2,41-52

     A los tres días (María y José) encontraron (a Jesús) en el templo, sentado en medio de los doctores escuchándolos y haciéndoles preguntas: todos los que le oían quedaban asombrados de su talento y de las respuestas que daba.

     Al verlo, se quedaron atónitos y le dijo su madre: «Hijo, ¿por qué nos has tratado así? Mira que tu padre y yo te buscábamos angustiados».

     Él les contestó: «¿Por qué me buscabais? ¿No sabíais que yo debía estar en la casa de mi Padre?» Pero ellos no comprendieron lo que quería decir. Él bajó con ellos a Nazaret y siguió bajo su autoridad.

¨    Salmo 127

          Dichosos los que viven en tu casa, Señor.

 

Reflexión

     José y María, al darse cuenta que Jesús no estaba con ellos, volvieron a Jerusalén y lo encontraron entre los doctores del templo. Están doloridos por no comprender la elección del hijo. La estampa que nos trae el evangelio, tan normal y tan ordinaria, subraya toda la humanidad de Jesús y lo hace más cercano a nuestra experiencia de padres y de hijos.

     Como hijos debemos agradecerles a los padres el don de la vida y sus desvelos pero, al mismo tiempo, debemos tener el valor para recorrer nuestro camino y aprender a “ocuparnos de todo lo que se refiere al Padre” y de su mensaje de amor y de salvación.

     Como padres debemos seguir amando a los hijos, enseñarles el camino y dejárselo recorrer hasta el final seguros de que Dios será quien los conduce. Si demostramos creer en lo que les decimos, nuestro ejemplo les será un precioso tesoro.

 

Oración

   Salga esta oración de todas las familias donde se trabaja,

se ama y se sufre. Los Ángeles del cielo reciban el suspiro

de tantas ánimas inocentes, de jóvenes generosos, de padres laboriosos

y sacrificados, de cuantos sufren en el cuerpo y en el espíritu.

 

 

Liturgia

¨    Lucas: 2,22-35

     Vivía en Jerusalén un hombre llamado Simeón, hombre honrado y piadoso, que aguardaba el consuelo de Israel y el Espíritu Santo moraba en él. Había recibido un oráculo del Espíritu Santo: que no vería la muerte antes de ver al Mesías del Señor. Impulsado por el Espíritu fue al templo. Cuando entraban con el niño Jesús sus padres, Simeón lo tomó en brazos y bendijo a Dios diciendo: «Ahora, Señor, según tu promesa, puedes dejar a tu siervo irse en paz, porque mis ojos han visto a tu Salvador a quien has presentado ante todos los pueblos: luz para alumbrar a las naciones y gloria de tu pueblo Israel».

¨    Salmo 95:

          ¡Alégrese el cielo, goce la tierra!

 

Reflexión

     ¡Ya lo conocemos todo! El mundo que nos rodea ya no tiene secretos. Los medios de comunicación han hecho del planeta tierra un pueblo. Las noticias nos llegan en un tiempo real. Gracias a internet aprendemos con menos fatiga y con menores gastos. Conocemos siempre más, pero reconocemos siempre menos. La figura de Simeón que nos propone el evangelio es una invitación a reflexionar, a comprender, a reconocer el sentido de nuestra vida.

     Simeón era un hombre justo y pío, esperaba el consuelo de Israel y el Espíritu Santo estaba con él. Si también nosotros, al igual que Simeón, tenemos la paciencia y la voluntad de reconocer a Cristo y el deseo de seguirle a través del mandamiento del amor, nuestra vida adquirirá una razón de ser y nuestros ojos lograrán ver la salvación.

 

Oración

   Oh, Jesús, tú no eres un rey de broma.

Nosotros tenemos plena confianza en tu palabra.

Nosotros te invocamos pidiéndote siempre más justicia,

más libertad y más paz.

Oh Jesús, vencedor de la muerte, sobre todo te rogamos por la paz.

 

Liturgia

¨    1Juan: 2,12-17

     Si alguno ama al mundo, no está en él el amor del Padre. Porque lo que hay en el mundo – las pasiones del hombre terreno, y la codicia de los ojos, y la arrogancia del dinero – eso no procede del Padre, sino que procede del mundo. Y el mundo pasa, con sus pasiones. Pero el que hace la voluntad de Dios permanece para siempre.

¨    Lucas: 2,36-40

     La profetisa Ana… no se apartaba del templo día y noche, sirviendo a Dios con ayunos y oraciones. Acercándose en aquel momento, daba gracias a Dios y hablaba del niño a todos los que aguardaban la liberación de Israel.

¨    Salmo 95:

          Cantad al Señor, toda la tierra.

 

Reflexión

     ¿Por qué Juan nos previene diciéndonos de no amar al mundo, si éste no es sólo concupiscencia de la carne, concupiscencia de los ojos y ostentación de la riqueza? Es verdad, pero probablemente el sentido del mensaje es que nos toca a nosotros trabajar para que el mundo no se reduzca sólo a esto.

     Nos corresponde a los padres y a los hijos, a los jóvenes y a los mayores, cumplir con la voluntad de Dios que permanece eternamente, mientras que el mundo pasa con todas sus vanidades. Nos toca a nosotros, como hizo la profetisa Ana, hablar de Cristo y dar testimonio de Él entre su pueblo. Quien busca la liberación del pecado, quien busca la verdad, quien tiene sed de libertad, quien no se conforma con las cosas de este mundo, éste necesita encontrar a Cristo. ¿Por qué no se lo damos a conocer?

 

Oración

    Oh, Jesús, cómo gozan nuestras almas

     delante de la sencillez de tu pesebre;

     cómo se conmueven nuestros corazones;

     cómo desean poder cooperar contigo a la obra de la paz universal

     ¡divino autor y príncipe de la paz!

 

 

 Liturgia

¨    Juan: 1,1-19

     Surgió un hombre enviado por Dios, que se llamaba Juan: éste venía como testigo para dar testimonio de la luz, para que por él todos vinieran a la fe. No era él la luz, sino testigo de la luz. La Palabra era la luz verdadera que alumbra a todo hombre. Al mundo vino y en el mundo estaba; el mundo se hizo por medio de ella y el mundo no la conoció. Vino a su casa y los suyos no la recibieron.

¨    Salmo 95:

          Aclamad la gloria del nombre del Señor.

 

Reflexión

     La venida de Jesús marca un antes y un después en la historia del hombre. Si antes es sólo espera, después todo es diferente. En efecto, la venida del Señor abre a los que creen en Él la posibilidad de llegar a ser hijos de Dios y constituye para todo cristiano una llamada a un nueva manera de vivir y de ser hombre o mujer. Vivir como Él, ser Él: “Vosotros sois la luz del mundo” (Mt 5,14).

     Esto significa que estamos alcanzados personalmente por la llamada a hacer nacer aquel Verbo que “se hizo carne y vino entre nosotros”, a ser luz del mundo y a vivir entre los otros al igual que Jesús ha hecho con nosotros.

     Es una llamada a encontrarnos bien con los otros sobre todo con los que no conocen a Jesús, a vivir con la confianza que es posible descubrir todos los días la felicidad de poder rezar y vivir la Palabra de Dios, a renovar cotidianamente la revelación de Dios que Jesús nos ha hecho.

 

Oración

   Al final de este año, ayúdame, Señor,

     a comprender el porqué de mi ir y venir por los caminos del mundo;

     a hacer un balance serio y sincero:

     de mi vida;

     de lo que he elegido y de lo que descuidé;

     de lo que he hecho y de lo que pasé por alto… … …

    

 

 Liturgia

¨    Gálatas: 4,4-7

     Dios envió a vuestros corazones el Espíritu de su Hijo que clama: “¡Abbá!” (Padre). Así que ya no eres esclavo, sino hijo; y si eres hijo, eres también heredero por voluntad de Dios.

¨    Lucas: 2,16-21

     Los pastores fueron corriendo y encontraron a María y a José y al niño acostado en el pesebre. Al verlo, les contaron lo que les habían dicho de aquel niño. Todos los que lo oían se admiraban de lo que decían los pastores. Y María conservaba todas estas cosas, meditándolas en su corazón. Los pastores se volvieron dando gloria y alabanza a Dios por lo que habían visto y oído; todo como les habían dicho.

¨    Salmo 66:

          El Señor tenga piedad y nos bendiga.

 

Reflexión

     Comunicarnos las razones de una fiesta, hablar de las alegrías que tenemos..., a menudo es lo que nos falta en nuestro camino de iglesia y en la vida de nuestras comunidades familiares. El evangelio nos invita a la comunicación pronta y libre como la de los pastores y a guardar esos momentos de escucha y de meditación que tuvo María. De unos y de otros estamos necesitados. Mantener oídos y corazón preparados a lo que Dios quiera manifestarnos de sí mismo, sabiendo que la comprensión de Dios es fruto de la paciencia. Y al mismo tiempo confraternizar libremente con cuantos comparten con nosotros el gozo de la Navidad de Jesús Salvador. Sólo entonces, como los pastores, podremos volver a nuestras casas glorificando y alabando a Dios, recíprocamente contagiados por los bellos detalles que Dios siempre reserva para su amada humanidad.

 

 

 

 

 Oración

  El Señor nos bendiga y nos proteja,

     ilumine su rostro sobre nosotros

     y nos conceda su favor;

     el Señor se fije en nosotros y nos conceda la paz.

 

 

Liturgia

¨    1Juan: 2,22-28

     Todo el que niega al Hijo tampoco posee al Padre. Quien confiesa al

Hijo posee también al Padre. En cuanto a vosotros, lo que habéis oído desde el principio permanezca en vosotros.

¨    Juan: 1,19-28

     Juan (el Bautista) confesó sin reservas: «Yo no soy el Mesías… Yo soy la voz que grita en el desierto: “Allanad el camino del Señor”… En medio de vosotros hay uno que no conocéis, el que viene detrás de mí, que existía antes que yo y al que no soy digno de desatar la correa de la sandalia».

¨    Salmo 97:

          Los confines de la tierra han contemplado la victoria de nuestro Dios.

 

Reflexión

     La invitación de Juan el Bautista a preparar el camino del Señor bien se conjuga con la primera carta del evangelista Juan de evitar los anti Cristo. En tiempos de Jesús y de los apóstoles, así como en nuestros tiempos, se nos ofrece la negación de Dios y de dedicar nuestra vida a los ídolos modernos: el éxito, el dinero, el poder. Las consecuencias se manifiestan en una total falta de respeto por los demás, la soberbia y el considerarnos omnipotentes.

     Cada uno de nosotros se encuentra desviado por estos espejismos y el liberarnos de todo lo que producen en nosotros nos ayudaría a preparar mejor el encuentro con Dios, daría un respiro más amplio a nuestro espíritu y nos haría más dignos de aquella vida eterna que nos ha sido prometida.

     Aunque, justamente, seguiremos siendo indignos de desatar la correa de la sandalia del que viene…

 

Oración

   Dame, oh Señor, tu celestial sabiduría para que aprenda

     a buscarte y a encontrarte sobre todas las cosas;

     a gustarte y a amarte sobre todas las cosas;

     y a considerar todas las demás cosas

     por lo que son, según el orden de tu sabiduría.    

 

 Liturgia

¨    1Juan: 2,29-3,6

     Si sabéis que él es justo, reconoced que todo el que obra la justicia ha nacido de él. Considerad el amor tan grande que nos ha demostrado el Padre para llamarnos hijos de Dios, pues, ¡lo somos! El mundo no nos conoce, porque no le conoció a él. Queridos, ahora somos hijos de Dios y aún no se ha manifestado lo que seremos. Sabemos que, cuando se manifieste, seremos semejantes a él, porque le veremos tal cual es. Todo el que tiene esperanza en él se purificará a sí mismo, como él es puro.

¨    Juan: 1,29-34

     Juan (el Bautista) viendo a Jesús que se le acercaba, dijo: «Éste es el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo. A éste me refería yo cuando dije: “Detrás de mí viene uno que ha sido colocado delante de mí, porque existía antes que yo”».

¨    Salmo 97:

          Los confines de la tierra han contemplado la victoria de nuestro Dios.

 

Reflexión

     Existe una esperanza frente al pecado. Juan el Bautista anuncia la posibilidad del rescate, la liberación de la oscuridad provocada por nuestros malos resultados. Ya no somos esclavos de nuestros errores ni la historia depende de la insensata actitud del hombre pecador. Este Dios ha venido no sólo a liberar al hombre de sus pecados personales sino que sigue viniendo a quitar de forma radical el pecado del mundo.

     No tiene sentido desesperarnos frente a los fracasos, nuestros y ajenos. Es tiempo para volver a empezar, para recibir y dar perdón, para imaginar posible un camino renovado y mejor confiando en Aquel que, con el don del Espíritu, hace nuevas todas las cosas.

 

Oración

    Dios de la paz, concede

     al que trabaja por la paz de perseverar en su propósito;

     al que la obstaculiza de poder curar la enfermedad del odio,

     a todos que nos encontremos en ti que eres la verdadera paz.

 

 Liturgia

¨    Juan: 1,1-18

     A cuantos recibieron la Palabra, les da poder para ser hijos de Dios, si creen en su nombre. Estos no han nacido de sangre, ni de amor carnal, ni de amor humano, sino de Dios. Y la Palabra se hizo carne y acampó entre nosotros y hemos contemplado su gloria: gloria propia del Hijo único del Padre, lleno de gracia y de verdad.

¨    Salmo 97:

          La Palabra se hizo carne y acampó entre nosotros.

 

Reflexión

     ¡No es poca cosa lo que nos ha dado la presencia de Jesús! No estamos frente a un maestro particularmente brillante del que podemos aprender mucho; ni siquiera frente a un personaje digno de estima y de imitación. Jesús es la luz verdadera y, recibiéndola, nos permite entrar en contacto con Él, que es comunión con el Padre; acogerlo es llegar a ser hijos de Dios.

     Puede asombrarnos, pero Él que viene entre nosotros es el don de arriba. Nuestro verdadero origen está en Dios. No tenemos capacidad para conquistar dicha dignidad, sino que es un amor que nos precede.

     El misterio de la fe que nos arropa es gracia que debemos custodiar con cuidado y desear también para otros hermanos y hermanas que nos acompañan en el camino de la vida para que todo creyente encuentre su origen sólo en Dios.

 

Oración

    En ti, Dios mío, alabo, glorifico, bendigo

     la clemencia que me espera,

     la misericordia que perdona los pecados,

     la bondad que recompensa más allá de mis méritos,

     la paciencia que no recuerda la ofensa,

     la eternidad que me quiere inmortal,

     la verdad que alimenta mi alma…

  

Liturgia

¨    Juan: 1,43-51

     Jesús encontró a Felipe y le dijo: «¡Sígueme!» Felipe era de Betsaida, el pueblo de Andrés y de Pedro. Felipe se encontró con Natanael y le dijo: «Hemos encontrado a aquel de quien escribió Moisés en el libro de la ley y del que hablaron también los profetas: es Jesús, el hijo de José, el de Nazaret». Natanael exclamó: «¿Nazaret? ¿Es que de Nazaret puede salir algo bueno?» Felipe le contestó: «Ven y lo verás».

¨    Salmo 99:

          Aclama al Señor, tierra entera.

 

Reflexión

     ¡Ven y lo verás! A Natanael que duda le es dirigida la invitación a encontrarse con el Señor, el Hijo de Dios. Un encuentro que llega después de muchas dudas sobre Jesús y su procedencia, resultado de situaciones ambientales que no facilitan una apertura a la novedad. Y es un encuentro que transforma. Jesús se abre al que quiere encontrarle a pesar de sus dudas.

     A Felipe Jesús le ha dicho: «¡Sígueme!» Y Felipe ha dado testimonio a la verdad llevando a Natanael hasta Jesús. El amor alcanza su objetivo a pesar de la duda y llega con la vehemencia del que ama sin condiciones. El amor de Dios es único, libre y recíproco, transforma la existencia y nace de la verdad. No es un amor que renueva sino que, como en Natanael, crea una condición nueva que interroga y empuja a reconocer en él la justicia y responsabiliza frente a los demás. Si nuestro corazón es torpe, ¡Dios es más grande que nuestro corazón!

 

Oración

    Porque no me eliminas, Señor, me dirijo a tu divinidad;

     porque eres misericordioso, te busco;

     porque me miras con complacencia, contemplo tu rostro;

     porque eres compasivo, me presento a ti.

     Mantenme fiel, escucha mi oración;

     celebraré tu grandeza y, respetuosamente, te alabaré.

 

Liturgia

¨    Isaías: 60,1-6

    ¡Levántate, brilla, Jerusalén, que llega tu luz; la gloria del Señor amanece sobre ti! Mira: las tinieblas cubren la tierra, la oscuridad los pueblos, pero sobre ti amanecerá el Señor; y caminarán los pueblos a tu luz; los reyes al resplandor de tu aurora.

¨    Mateo: 2,1-12

     De pronto la estrella que (los Magos) habían visto comenzó a guiarlos hasta que vino a pararse encima de donde estaba el Niño. Al ver la estrella se llenaron de inmensa alegría. Entraron en la casa, vieron al niño con María, su Madre y, cayendo de rodillas, lo adoraron. Después, abriendo sus cofres, le ofrecieron regalos: oro, incienso y mirra.

¨    Salmo 71:

          Se postrarán ante ti, Señor, todos los pueblos de la tierra.

 

Reflexión

     Jesús es gracia frente a la cual los hombres doblan sus rodillas ofreciéndole lo que son y lo que tienen. Cristo se transforma así en un refugio para quien lo ama, en esperanza para quien cree y tiene confianza en Él.

     Él es anunciado a todos los pueblos: el Hijo de Dios se ha hecho hombre y ha venido a habitar entre nosotros. En Belén, en la pequeña ciudad de Judea descrita por los profetas, los hombres reencuentran el gozo pleno. Por su medio, también los que llegan desde lejos encuentran el gozo de una peregrinación confiada.

     Todo empieza con una pregunta: «¿Dónde ha nacido el rey de los judíos?» Es la pregunta del hombre que busca ardientemente la luz que ha vislumbrado.

 

Oración

    Creo en el sol, aunque no brille;

     creo en el amor, aunque no lo sienta;

     creo en Dios, aunque no hable.

  

 

Liturgia

¨    1Juan: 3,22-4,6

    Cuanto pedimos lo recibimos de Dios, porque guardamos sus mandamientos y hacemos lo que le agrada. Y éste es su mandamiento: que creamos en el nombre de su Hijo, Jesucristo, y que nos amemos unos a otros tal como nos lo mandó. Quien guarda sus mandamientos permanece en Dios y Dios en él; en esto conocemos que permanece en nosotros: por el Espíritu que nos dio.

¨    Mateo: 4,12-17

     El pueblo que habitaba en tinieblas vio una luz grande; a los que habitaban en tierra y sombra de muerte, una luz les brilló.

     Entonces comenzó Jesús a predicar diciendo: «Convertíos, porque está cerca el reino de los cielos».

¨  Salmo 2:

   Te daré en herencia las naciones.

 

Reflexión

     Jesús es la luz: ha sido enviado por el Padre a iluminar al pueblo que vivía en tinieblas y a anunciar el Reino de Dios. Un reino que Jesús nos da como el don más grande del Padre y que no corresponde a la posesión de bienes terrenales, al ejercicio del poder o a la ostentación de gloria; es la negación de todas las categorías humanas.

     Por eso nos pide una conversión. Es un reino donde el grande tiene que hacerse pequeño, y el que tiene autoridad debe ejercerla a favor del hermano. Un reino que debe ser acogido con fe y humildad y que nos compromete a difundirlo y a testimoniarlo con la vida.

 

Oración

    Señor, me acerco a ti como un niño,

     como aquel niño que quieres que yo sea,

     como aquel niño que es tal porque se abandona a ti, Señor.

     Renuncio a todo lo que desea mi orgullo

     y que, delante de ti, constituye mi vergüenza.

     Te escucho y someto a ti mi corazón.

 

 

Liturgia

¨    1Juan: 4,7-10

    Amémonos unos a otros, ya que el amor es de Dios, y todo el que ama ha nacido de Dios, porque Dios es amor. En esto se manifestó el amor que Dios nos tiene: en que Dios envió al mundo a su Hijo único para que vivamos por medio de Él.

    En esto consiste el amor: no en que nosotros hayamos amado a Dios sino en que Él nos amó y nos envió a su Hijo para librarnos de nuestros pecados.

¨  Salmo 71:

Que todos los pueblos te sirvan, Señor.

 

Reflexión

     El amor cristiano hacia los hermanos, que puede llegar al heroísmo de perdonar y hacer el bien al enemigo, y hasta dar su propia vida como ha hecho Jesús por nosotros, no puede venir de la naturaleza humana embarrada de egoísmo y que mira a la afirmación de su propio yo y a la defensa de sus propios derechos.

     Este amor encuentra su origen fecundo e inagotable en ese Dios que comprende la debilidad de la criatura, quiere liberar al hombre de la esclavitud del pecado y ha tenido su manifestación más alta en la encarnación del Hijo y en su muerte en la cruz por nosotros.

     El amor pide amor; pero, para que sea auténtico antes que ser una respuesta “vertical” que sube hasta Dios, Él nos pide que sea un amor “horizontal” hacia los hermanos.

 

Oración

    Señor, que todos los hombres sean felices.

     Que todos, fuertes y débiles,

     los que vemos y los que no vemos,

     los que habitan cerca de nosotros

     y los que habitan lejos de nosotros,

     los que ya han nacido y los que nacerán en el futuro,

     que todos, sin excepción, sean felices.

 

 

 

Liturgia

¨    1Juan: 4,11-18

    Quien confiese que Jesús es el Hijo de Dios, Dios permanece en él y él en Dios. Y nosotros hemos conocido el amor que Dios nos tiene y hemos creído en Él. Dios es amor y quien permanece en el amor permanece en Dios y Dios en él. En esto ha llegado el amor a su plenitud con nosotros: en que tengamos confianza en el día del juicio, pues como Él es, así somos nosotros en este mundo.

¨  Salmo 71:

Que todos los pueblos te sirvan, Señor.

 

Reflexión

     Después de decirnos que Dios es amor, el apóstol Juan nos ilumina sobre las consecuencias prácticas de nuestra vida cristiana: el amor recíproco como condición para que su amor sea perfecto en nosotros; la posesión del Espíritu como don que nos guía en nuestra vida íntima; la fe en Cristo, Salvador de la humanidad, porque sólo el que cree le conoce y le ama.

     El amor hacia Dios debe crecer y será auténtico sólo cuando habrá sustituido el temor y el miedo. La confianza de los cristianos hacia Cristo, “en el día del juicio”, se transforma así en seguridad de victoria porque su fe los tiene siempre frente a Cristo que los ha acompañado en este crecimiento de amor y los ha hecho hijos de Dios.

 

Oración

    Oh, Señor, que estás en la arena de la playa

     al igual que en medio de la corriente del mar:

          delante de ti doblo mi cabeza.

     Oh, Señor, que estás en las pequeñas piedras

     al igual que en la calma superficie del mar:

          delante de ti doblo mi cabeza.

     Oh, Señor, que todo lo posees,

     que estás en el suelo seco y en los lugares llenos de gente:

          delante de ti doblo la cabeza.

 

 

 

Liturgia

¨    1Juan: 4,19-5,4

     Nosotros debemos amar a Dios, porque él nos amó primero. Si alguno dice: «Amo a Dios», y aborrece a su hermano, es un mentiroso; pues quien no ama a su hermano, a quien ve, no puede amar a Dios, a quien no ve. Y hemos recibido de él este mandamiento: Quien ama a Dios, ame también a su hermano.

¨    Salmo 71:

   Se postrarán ante ti, Señor, todos los pueblos de la tierra.

 

Reflexión

     Amar a Dios significa ver con los ojos de Dios y amar a todo ser viviente con el corazón de Dios que no ha dudado en sacrificar a su Hijo unigénito por la salvación de todos los hombres. Vivir por los demás, donarse, sacrificarse por su bien, es “vivir como Dios”, es actuar como Jesús quiere que hagamos.

     Por lo tanto hoy es urgente para todos “que nos acerquemos al hombre, sea quien fuere, y sirvamos eficazmente al que acude a nosotros, sea un anciano abandonado de todos, o un obrero extranjero despreciado injustamente, o un desterrado, o un niño nacido de una unión ilegítima…”. No podemos considerarnos hijos de Dios si no nos sentimos hermanos de cada hombre.

     Esta fe no sólo anima nuestra caridad, sino que se hace fuerza para luchar contra toda injusticia, intolerancia y violencia, contra el egoísmo y el odio que dominan aún hoy en nuestro mundo.

 

Oración

Señor, no te alejes de mi.

     Eres mi única esperanza,

     mi único consuelo.

     Que en la tribulación pueda encontrar amparo en ti,

     confiar en ti,

     invocarte desde lo más profundo de mi corazón

     y esperar con paciencia tu consuelo. 

 

 Liturgia

¨    Lucas: 3,15-16.21-22

     El pueblo estaba en expectación y todos se preguntaban si no sería Juan (el Bautista) el Mesías; él tomó la palabra y dijo a todos: «Yo os bautizo con agua; pero viene el que puede más que yo y no merezco desatarle la correa de sus sandalias. Él os bautizará con Espíritu Santo y fuego».

     En un bautismo general, Jesús también se bautizó. Y, mientras oraba, se abrió el cielo, bajó el Espíritu Santo sobre Él en forma de paloma y vino una voz del cielo: «Tú eres mi Hijo amado, el predilecto».

¨    Salmo 28:

   El Señor bendice a su pueblo con la paz.

 

Reflexión

     Juan el Bautista, interrogado por la gente, indica que Dios ayudará al hombre dándole su Espíritu a través de Cristo. Ya no hay sólo preceptos y pesadas reglas de vida, sino una fuerza que nace de la manera diferente de ver la realidad y de comprenderla con el Espíritu de Dios. El Padre envía a su Espíritu sobre Jesús y públicamente manifiesta el amor que tiene para con Él.

     El apóstol Pablo asegura que el Espíritu de Dios nos es dado también a nosotros de forma abundante y si logramos tomar conciencia de esta increíble realidad, veremos las cosas de manera diferente ya que será Dios mismo quien nos enseñe su lenguaje de amor. El bautismo es un excepcional don del infinito amor de Dios que quiere estar siempre más cerca de su pueblo donándose a sí mismo, a fin de que el hombre pueda ver al mundo con sus ojos y no se sienta nunca más solo y confundido.

 

Oración

    Señor, Tú eres santo;

     Tú eres fuerte;

     Tú eres amor;

     Tú eres nuestra riqueza;

     Tú eres nuestra vida eterna.