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  • Carlos Collantes Díez

TRANSPARENCIA, SIMPLICIDAD y NATURALIDAD

27 Julio 2016 1446

Paco, has pasado entre nosotros unos días de merecido descanso, hace ya tiempo que saliste de España camino del Japón ¿no?

- Estoy en Japón desde hace 35 años. Y he prestado mi servicio de evangelización en 7 parroquias, o “misiones” como a los Javerianos nos gusta llamarlas.

Y allí sigues, a pesar de que haya quien no lo entienda…

- Si, es verdad. Todavía hoy día hay gente que dice: “¡Pero qué haces en Japón si lo tienen todo!”. Yo creo que la razón para pensar así se debe a una formación insuficiente sobre lo que es la misión, incluso a una visión unilateral. Por eso me vas a permitir que a ti no te responda. Pero para los que todavía piensan así les diría: “Vete a Japón, vive allí al menos 5 años y después dime si los japoneses tienen “todo” o les falta algo importante…”

No será fácil entonces el anuncio del Evangelio…

- Como bien dices, la evangelización en Japón es muy difícil. Piensa, que hay registradas en Japón, y apunto por lo bajo, más de diez mil religiones, o grupos religiosos. Y es entre esta maraña de religiones donde presentamos la “novedad” que trae el cristianismo, esto es Jesús y su “buena noticia”. Y esto es complicado, extenuante y, si no se tiene un poco de fe, frustrante y, al final dejas todo.

¿Hablas de dificultades duras, de crisis…?

- Esta, siempre muy posible, “crisis” en la evangelización, ante todo se soluciona con una oración personal, seria y continua. Cuanto más aguda sea la “crisis” más necesaria se hace la oración. No es ninguna exageración y, lo digo con sencillez, que ante situaciones difíciles y conflictivas me he pasado noches enteras delante del Sagrario en oración.

Naturalmente, como dice nuestro refrán “A Dios rogando y con el mazo dando” hay además que “hacer” algo, además de orar, para solucionar esa posible crisis en el servicio de evangelización. ¿Qué hacer?

Recuerdo muy bien que, una vez, “atacado” por una de esas crisis pedí consejo a un religioso carmelita descalzo japonés, muy conocido por su actividad de evangelización y me dijo algo muy parecido a lo que Jesús dijo a Marta: “Paco, Paco, tu estas muy preocupado por el ¡que hacer! y te equivocas. Si sigues así tu no harás nada en Japón. Como primer paso, y primer “arma” que debes activar es ESTAR en Japón. Olvídate de la paella, del Real Madrid…y preocúpate ante todo por estar en Japón, y además estar utilizando las tres características de la espiritualidad connatural a los japoneses. Estas son: TOMEI = transparencia; TANJUN = simplicidad y la ultima SHIZEN = naturalidad.”

Descubrí entonces que debo vivir, ante todo, con transparencia. Mi vida, toda ella y siempre tiene que ser “transparente”. Una transparencia que, a quien me ve, o se me acerque no le deje ningún rincón de duda sobre mi, mi corazón, mi trabajo y mi vida en general.

La simplicidad, muy apreciada por los japoneses, es esa cualidad que me hace vivir con una vida alegremente simple, sencilla, sin afectación, sin pretensiones de ser o parecer “superior” a los demás o la pretensión de saberlo todo etc.

Por último, la naturalidad. Su verdadero sentido en Japón es vivir en comunión con la naturaleza. Cada cosa tiene su tiempo para sembrar, esperar con paciencia el pequeño brote, cuidarlo con cariño, dejarle que crezca según el ritmo que marca la naturaleza, sin prisas por la floración y la fructificación, y menos aun por la recogida. La naturaleza te marca cuando y como debes vivir estos tiempos y, respetarlos, es señal de sabiduría y prudencia y además fuente de una sana alegría y paz que empapa y transmite toda tu persona y todo tu ser y tu vivir.

Y, ¿el resultado…?

- ¿El resultado?... Una visión de la vida, y sobre todo de la evangelización más “espiritual”, es decir, más en sintonía con la visión que Dios tiene de la historia y de la vida humana. Una vez oí decir a un profesor mío en el seminario que el Antiguo Testamento es la historia de la “benigna paciencia de Dios para con los hombres” y, así tiene que ser mi vida y mi trabajo de evangelización en Japón. Una vida así, estando en Japón y con los japoneses, lanza al corazón de las personas unas invisibles ondas de paz, serenidad y alegría que crean una capa de fértil “humus” donde Jesucristo, su persona y su mensaje, puede entrar y permanecer… No es esta una tarea fácil y aquí reside, para mí, la mayor dificultad para la evangelización en Japón.

¿Concretamente?

- Pues mira, mi primer objetivo es hacer de la parroquia donde estoy una parroquia misionera. Cosa bastante difícil, pues por cultura los japoneses tienden a encerrarse en su grupo de pertenencia (nakama) donde es muy difícil entrar y trabajar fuera de los objetivos del grupo. Si no llevo cuidado la parroquia podría convertirse con facilidad en una “nakama” o  grupo cerrado y no en una comunidad abierta y evangelizadora.

A esta actividad primaria puedo añadir la actividad más personal dirigida directamente a los no cristianos, a los que dedico dos o tres días a la semana, en especial a los jóvenes por ejemplo, con problemas de sociabilidad (hiki-komori) que se “encierran” en su casa o habitación sin relacionarse con nadie por meses y años. No es difícil detectarlos por internet, único medio con el que buscan una relación anónima que compensa más o menos su soledad. Relación que en muchos casos se convierte en una relación personal cuando logran superar su problema y me permite, entonces, hablarles del “Dios con nosotros”.

También me permito “probar” mi paciencia yéndome a la sección de biblia en las gigantescas librerías de Osaka y, allí de pie por horas y horas, espero que alguien me pregunte por una buena biblia, o por algún problema de religión etc. Sin olvidarme de ir, alguna que otra noche, a los famosos “izakayas” o bares de copas donde se reúnen muchísimos jóvenes al terminar el día de trabajo. Allí es fácil encontrar “amigos” de ocasión donde puedes encontrar ocasión de hablar de Dios. En todas estas actividades se termina con un intercambio de tarjetas de visita que permite una ulterior relación siempre muy positiva.

En resumen el Japón te ofrece un millar de posibilidades de evangelización, si sabes encontrar esa ocasión que el Señor te ofrece. Y… entre los jóvenes que me estáis leyendo ahora ¿no hay alguno que quiera acompañarme en este genial trabajo de anunciar a Jesucristo en este bosque humano que es el Japón?

Muchas gracias Paco, por compartir tu rica y profunda experiencia espiritual y misionera y… quiera Dios que tu invitación final sea acogida y respondida por algún joven disponible y generoso.

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