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  • Carlos Collantes Díez

LAS TRES VÍAS DE LA MISIÓN DE LA IGLESIA EN ASIA

08 Septiembre 2016 4805

Los obispos de Asia, reunidos en Manila en 1970, con Pablo VI, decidieron poner en marcha una organización regional que se convirtió con el tiempo en la Federación de Conferencias Episcopales de Asia (FABC). Su primera asamblea plenaria tuvo lugar en Taipei en 1974. El tema de debate fue: “La evangelización de Asia hoy”… Un discernimiento misionero influenciado por la encíclica Ecclesiam suam de Pablo VI.

 

En Asia, el continente más poblado del mundo, la comunidad cristiana es una minoría minúscula… La mitad de la población cristiana de Asia se encuentra en Filipinas. El cristianismo es percibido como una religión extranjera u occidental, asociada al colonialismo. ¿Cómo puede comprometerse en la misión una comunidad numéricamente insignificante, en medio de pueblos de antiguas civilizaciones y tradiciones espirituales?… La FABC afirmó que la Iglesia en Asia debía ser una Iglesia misionera, en comunión con la Iglesia universal. De hecho, la Iglesia es verdaderamente Iglesia sólo cuando es misionera. La evangelización está en el corazón de la Iglesia: anunciar el evangelio de Jesucristo a través de la palabra, la acción, las relaciones y el compromiso social. La FABC asumió la situación de Asia contemporánea como lugar concreto por evangelizar y, desde esta perspectiva, llegó a la conclusión de que el modo de llevar adelante la misión en Asia debía ser el diálogo.

El diálogo se basa en el principio de la encarnación. Así como la palabra de Dios se ha hecho carne, asumiendo nuestra condición humana, excepto en el pecado, la Iglesia en Asia debía abrazar la condición de los pueblos asiáticos gracias al diálogo de la vida.

El fruto de este diálogo es una Iglesia local: Iglesia verdadera y verdaderamente asiática. Pero el diálogo exige a la Iglesia ponerse a la escucha, aprender y recibir mientras predica, enseña y da. El diálogo no es contrario al anuncio del evangelio. La FABC  nunca ha entendido el diálogo separado del anuncio o como un pretexto para evitarlo. Es un modo de anunciar el Evangelio. La declaración de la FABC de 1974 identificaba tres vías para la misión de la Iglesia en Asia: el diálogo con las culturas, con las religiones y con los pobres.

El primer aspecto de la evangelización es el diálogo con las culturas de Asia. Asia acoge muchas civilizaciones antiguas, algunas de las cuales preceden al cristianismo. Estas culturas tienen una mentalidad sólidamente formada, jerarquías de valores y jerarquías sociales. Como afirma el Vaticano II, encontramos elementos de verdad y de bien en estas culturas que pueden ser considerados “semillas” del Evangelio. A través de un diálogo vivo, la Iglesia reconoce estos signos del actuar de Dios, ofreciendo la eficacia sanadora y enriquecedora del Evangelio. Además, la Iglesia asimila cuanto de estas culturas puede ser recibido como legítima expresión asiática del único Evangelio.

El segundo aspecto del diálogo misionero afecta a las religiones. En Asia han nacido la mayor parte de las principales religiones del mundo, incluido el cristianismo. El diálogo con las culturas exige un diálogo con las religiones, dado que la mayor parte de las culturas de Asia tienen raíces religiosas. Con humildad y respeto, la Iglesia vive como un buen vecino en medio de otros grupos religiosos. La Iglesia reconoce la profunda sed espiritual de los pueblos asiáticos a los que estas religiones han ofrecido sus respuestas durante siglos. En tal “encuentro de corazones”, la Iglesia descubre las vastas riquezas espirituales que tenemos en común, ofreciendo al mismo tiempo lo que distingue al Evangelio de Jesús.

La tercera área de diálogo se realiza con los pobres… El Evangelio del Hijo de Dios que se ha vaciado de su gloria, haciéndose pobre como un ser humano, escogiendo el identificarse con los pobres y los humildes, empuja a la Iglesia de Asia a compartir la vida con las muchedumbres de pobres. A través de la solidaridad, que comprende la apertura de sus servicios educativos, médicos y de asistencia social a los no cristianos, la Iglesia comparte su visión de la dignidad humana. Todos los pobres pueden encontrar casa en la Iglesia.

Luis Antonio G. TAGLE, arzobispo-cardenal de Manila (Filipinas). Manila septiembre 2015. Traducido de Missione Oggi, octubre 2015.

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