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  • Armando COLETTO

EN LA PERIFERIA

28 Marzo 2018 1280

En 2013, nuestro XVI Capítulo General nos preguntaba a los javerianos: “¿no podemos elegir una “periferia” donde comprometernos en el próximo futuro?”. Sintiéndose interpelados por esta invitación nuestros hermanos del Camerún-Chad fueron madurando la idea de abrir una comunidad en Yamena, capital del Chad.

Se soñaba con diferentes actividades: la pastoral de jóvenes, el compromiso social a través de “justicia y paz”, la implicación en el diálogo interreligioso e intercultural -dada la fuerte presencia del Islam y de la Religión Tradicional Africana-, la formación de formadores (catequistas, responsables de CEB…), la posibilidad de realizar un servicio de primer anuncio de manera que nuevas comunidades cristianas puedan nacer.

Desde septiembre de 2016, dos javerianos Armando y Marco se encuentran en Yamena. Últimamente se ha añadido a la comunidad un joven javeriano congoleño, todavía en formación, Aimé.

Al llegar a esta ciudad de más de un millón y medio de habitantes, -nos relata el P. Armando- hemos optado por trabajar en la periferia sur. A partir de dos inmensas parroquias, el obispo ha creado una nueva unidad pastoral que nos ha confiado. Todo o casi todo está por hacer, y con mucha probabilidad en esta zona, en el futuro, surgirán nuevas parroquias ya que cada día surgen pequeñas construcciones.

Comunidad atractiva

Estamos empezando a organizar esta realidad que nos resulta nueva y todavía desconocida. Queremos “inventar” un servicio para los catecúmenos y cristianos que viven en la zona. Hay comunidades que raramente ven a un sacerdote, pero funcionan de manera autónoma: se reúnen, rezan, se comprometen. Otras permanecen aisladas, parte del año, a causa del agua ya que estamos entre dos ríos: el Logone y el Chari. Algunas comunidades se han constituido de manera espontánea: se reúnen los vecinos semanalmente y se organizan. Hay veces que los sacerdotes encargados de esa zona descubren, después de meses, una nueva comunidad eclesial de base que funciona.

Por tanto, la primera fase será la organización de los cristianos que allí viven. Después, dar un impulso misionero a estas comunidades de manera que puedan ser atractivas para las personas que están buscando un camino que dé mayor sentido a sus vidas. No se trata de hacer proselitismo, esa época y estilo han terminado hace tiempo. Se trata de ser significativos con nuestra vida personal y comunitaria de manera que quienes están en búsqueda –sobre todo los jóvenes numerosísimos- encuentren un estilo de vida que corresponda a lo que buscan profundamente. Es una propuesta de vida.

Nuestro proyecto incluye también el diálogo interreligioso. En Chad hay una fuerte presencia musulmana. Pensamos incluso en la animación misionera y el trabajo con jóvenes universitarios.

Caminar con la gente

Desde hace unas semanas –continúa el P. Armando- estoy presente en el seminario mayor nacional que prepara sacerdotes para todo el Chad. Nos parece importante ofrecer nuestra aportación a su sólida formación. Igualmente me ofrezco para la formación bíblica de catequistas y animadores de parroquias. Si los catequistas están bien formados, las comunidades se sentirán beneficiadas, e indirectamente la sociedad chadiana.

Estoy también en contacto con un grupo de Iglesias protestantes que trabajan conjuntamente para ver si podemos avanzar en una mayor colaboración. Finalmente acompaño a algunos jóvenes en búsqueda vocacional.

Las actividades de carácter social las comenzaremos cuando conozcamos un poco mejor las situaciones y a las personas, las verdaderas necesidades y las posibles soluciones. Hay mucho por hacer, pero queremos avanzar y caminar con la gente. La situación social es explosiva.

Esta es en síntesis nuestra presencia misionera aquí en Yamena. El nombre de la ciudad N-yamena significa en árabe local hemos descansado. Si los primeros meses hemos descansado algo, ahora el trabajo comienza de verás. Con vuestra amistad y apoyo y con la ayuda de Dios, haremos lo que podamos.

Agradecemos al P. Armando Coletto su testimonio que refleja la ilusión de lo que está naciendo. Le aseguramos nuestra oración fraterna y confiada.

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