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  • Carlos Collantes Díez

DE LUCES Y SOMBRAS

02 Septiembre 2017 1891

Un filósofo llevó a sus discípulos a una habitación oscura.

¿Qué ven?, -les preguntó.

Nada, maestro -le respondieron-. La oscuridad es absoluta y no nos deja ver.

El filósofo dio una palmada y se encendieron al mismo tiempo mil lámparas de intensa luz.

¿Qué ven ahora? -les preguntó otra vez.

Nada -dijeron los discípulos-. Esta luz cegadora nos impide abrir los ojos para ver.

- Aprended, pues -les enseñó el maestro-, que ni en la luminosidad absoluta ni en la completa oscuridad el hombre puede ver. Por eso estamos hechos de luces y sombras, para poder vernos los unos a los otros. ¡Ay de aquel que no perdone la oscuridad que hay en el alma de su hermano, pues no lo podrá ver y estará solo! Y ¡ay de aquel que no busque poner luces en su oscuridad, pues se perderá a sí mismo! -así dijo el sabio.

Y concluyó: Estamos hechos de sombras. ¿Dónde mejor que en nosotros puede brillar la luz?

Para la reflexión.

- Escribe el Papa Francisco: “La comunidad evangelizadora siempre está atenta a los frutos, porque el Señor la quiere fecunda. Cuida el trigo y no pierde la paz por la cizaña. El sembrador, cuando ve despuntar la cizaña en medio del trigo, no tiene reacciones quejosas ni alarmistas. Encuentra la manera de que la Palabra se encarne en una situación concreta y dé frutos de vida nueva, aunque en apariencia sean imperfectos o inacabados. El discípulo sabe dar la vida entera y jugarla hasta el martirio como testimonio de Jesucristo, pero su sueño no es llenarse de enemigos, sino que la Palabra sea acogida y manifieste su potencia liberadora y renovadora...” (La alegría del evangelio,24)

- Dios hace con nosotros lo que nosotros hacemos con la antorcha; no la encendemos para que ella tenga luz, sino para que ella dé luz al mundo. (W. Shakespeare)

- Las personas son como vitrales. Chispean y brillan cuando el sol está afuera, pero cuando la noche se instala, su verdadera belleza se revela solo si hay luz interior. (Elisabeth Kübler-Ross)

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