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  • Ángel De La Victoria León sx

Cuaresma misionera

23 Febrero 2024 519

UNA TERAPIA CON LA SOLERA DE LOS SIGLOS

Coincidiendo con el día de los enamorados nos ha llegado, como cada año, inexorable, el miércoles de ceniza, día en que el apóstol san Pablo nos recuerda que “este es el tiempo de la gracia, este es el día de la salvación”. Muchas personas no han oído hablar de la cuaresma, y ni siquiera sabrán que el carnaval es un tiempo de fiesta que tiene su origen en ella, para relajarse y festejar antes de comenzar los 40 días de compromiso y esfuerzo.

La Iglesia nos propone una terapia espe­cial para estos cuarenta días, un tratamiento que cuenta con la solera de siglos de práctica y que ha ayudado a millones de personas. Dicha terapia gira en torno a tres gestos significativos: ORACIÓN, AYUNO Y LIMOSNA. Puede parecernos algo de tiempos pasados y, sin embargo, siguen siendo gestos actuales, buscados o vividos, en nuestros días, fuera del ámbito de la Iglesia.

LA ORACIÓN, REMEDIO A NUESTRA DISPERSIÓN

¡Cuántas son las personas que buscan por diferentes caminos momentos de meditación, de reflexión, de introspección! Jesús y la Iglesia desde hace más de 2.000 años nos proponen la oración, como un remedio a nuestra dispersión, a nuestro vivir rodeados de ruidos, de estímulos que no nos dejan gozar y disfrutar de lo cotidiano. La oración me permite descubrir que no estoy solo, que soy amado de Dios. Me hace salir de mi mismo para encontrarme con Dios. ¡Ojalá podamos encontrar cada día, momentos de silencio, de escucha del evangelio, de meditación!

EL AYUNO, CERCANIA A LOS QUE LO VIVEN POR OBLIGACIÓN

El ayuno pudiera parecer algo pasado de moda. En cambio, ¡cuántas son las personas que lo practican guiados por otros motivos, incluso estéticos! O seguidores de otras religiones. Jesús y la Iglesia nos invitan a descubrir en el ayuno una práctica, una actitud interior, que nos ayuda a educar y moderar deseos y pasiones. Afina nuestra sensibilidad para solidarizarnos con tantas personas que, en situaciones numerosas y con frecuencia dramáticas, lo viven no por deseo sino por obligación.

El ayuno me hace salir de mi mismo y me acerca al hermano; me ayuda a ser solidario y a vivir con generosidad compartiendo el fruto de mi privación.

LA LIMOSNA, COMPARTIR CON LOS NECESITADOS

La limosna es mucho más que una moneda que damos para tranquilizar nuestra conciencia, me permite mirar a los demás y sus necesidades, me hace capaz de dejarme afectar por la realidad de quienes me rodean y que no han elegido nacer y vivir en situaciones de pobreza o carencia. La limosna que doy es el fruto de mi privación y, por eso, además de ayudarme, ayuda a personas necesitadas.

AYUNAR PARA AYUDAR

Por eso te invito a este ejercicio estupendo, que es elegir algo de lo que te quieres privar en estos 40 días de cuaresma: dulces, bebidas, chuches, carne, cafés… cada vez que no lo tomo echo lo que eso vale en una hucha y el fruto de mi ayuno lo comparto con personas necesitadas. Si no sabes con quien te invito a hacerlo con los niños de Chad. Es el proyecto que este año nuestra asociación Entretejiendo quiere apoyar durante este curso. 

Ya verás como esta terapia de Jesús te ayudará a vivir mejor y producirá muchos frutos y beneficios en ti y en los que se beneficiaran de tu ayuda.

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