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  • Papa Francisco (Mensaje del DOMUND 2023)

Corazones ardientes, pies en camino

19 Octubre 2023 355

Para la Jornada Mundial de las Misiones de este año he elegido un tema que se inspira en el relato de los discípulos de Emaús, en el Evangelio de Lucas (cf. 24,13-35). Aunque los dos discípulos estaban confundidos y desilusionados, el encuentro con Cristo en la Palabra y en el Pan partido encendió su entusiasmo para volver a ponerse en camino hacia Jerusalén y anunciar que el Señor había resucitado. Quiero subrayar tres aspectos, que trazan el itinerario de los discípulos misioneros.

1. Corazones que ardían «mientras nos explicaba las Escrituras». En la misión, la Palabra de Dios ilumina y trasforma el corazón.

Los corazones de los dos discípulos estaban tristes ante el fracaso del Maestro crucificado. Jesús se acercó y siguió caminando con ellos Hoy como entonces, el Señor resucitado es cercano a sus discípulos misioneros y camina con ellos, especialmente cuando se sienten perdidos, desanimados. Después de haber escuchado a los dos discípulos en el camino de Emaús, Jesús resucitado «comenzando por Moisés y continuando con todos los profetas, les interpretó en todas las Escrituras lo que se refería a él» (Lc 24,27). Jesús es la Palabra viviente, la única que puede abrasar, iluminar y trasformar el corazón.

Dejémonos acompañar siempre por el Señor resucitado que nos explica el sentido de las Escrituras. Dejemos que Él encienda nuestro corazón, nos ilumine y nos trasforme, de modo que podamos anunciar al mundo su misterio de salvación con la fuerza y la sabiduría que vienen de su Espíritu.

2. Ojos que «se abrieron y lo reconocieron» al partir el pan. Jesús en la Eucaristía es el culmen y la fuente de la misión.

Alrededor de la mesa, sus ojos se abrieron y lo reconocieron cuando Él partió el pan. Tomar el pan, bendecirlo, partirlo y darlo son gestos ordinarios de un padre de familia judío, pero que, realizados por Jesucristo renuevan el signo de la Eucaristía. Cristo resucitado es Aquel que parte el pan y al mismo tiempo es el Pan partido para nosotros. Y, por eso, cada discípulo misionero está llamado a ser, aquel que parte el pan y aquel que es pan partido para el mundo.

Para dar fruto debemos permanecer unidos a Él. Y esta unión se realiza a través de la oración diaria, y de la adoración, ante la presencia del Señor, que se queda con nosotros en la Eucaristía.

3. Pies que se ponen en camino, con la alegría de anunciar a Cristo Resucitado. La eterna juventud de una Iglesia siempre en salida.

Después de que se les abrieron los ojos, los discípulos, se pusieron en camino y regresaron a Jerusalén. No es posible encontrar verdaderamente a Jesús resucitado sin sentirse impulsados por el deseo de comunicarlo a todos. Hoy más que nunca la humanidad, herida por tantas injusticias, divisiones y guerras, necesita la Buena Noticia de la paz y de la salvación en Cristo.

Pongámonos en camino iluminados por el encuentro con el Resucitado y animados por su Espíritu. Salgamos con los corazones fervientes, los ojos abiertos, los pies en camino, para encender otros corazones con la Palabra de Dios, abrir los ojos de otros, e invitar a todos a caminar juntos por el camino de la paz y de la salvación que Dios, en Cristo, ha dado a la humanidad.

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